La Recomendacion del Chef

Fragmentos salidos del horno una vez a la semana. El autor recomienda: el amor embotellado o la muerte enjaulada.

domingo, 29 de agosto de 2010

La Regla de Oro

Era de noche. Los faros a los lados de la acera estaban encendidos, y las sombras que proyectaban parecían moradores silenciosos de la noche. Del otro lado de la calle, un chico caminaba silenciosamente, como no queriendo ser detectado. Antes de cruzar, miró a ambos lados, y luego se movió rápidamente, buscando esquivar todas las miradas posibles. Realmente no hacia demasiada falta tanta precaución, no había casi nadie cerca del parque a esa hora, pero por la naturaleza de lo que estaba haciendo, su conciencia no le permitía relajarse y andar sin tener todos los sentidos aguzados.

Brincó sin demasiado esfuerzo la reja del parque, y luego se zambulló entre la maleza y los árboles que bordeaban el parque hasta poder llegar al centro de este. En una especie de claro, al centro del cual había una recién colocada pileta de aguas cristalinas, había otra persona de pie, aparentemente tan nerviosa como él, y mirando a todos lados como buscando algo desesperadamente.

El chico sonrió, emergió de entre los árboles, y luego caminó hacia la persona junto a la pileta, quien apenas lo vio pareció exhalar aliviada, y se quitó un gorro que traía puesto para dejar caer una larga cabellera rubia sobre sus hombros.
- me gusta cómo te has cortado el pelo-, le dijo el chico sonriendo, y luego se agachó para besar a la chica, que aún así tuvo que empinarse para poder responderle el beso.
- te extrañé mucho-, le dijo ella con una voz sumamente dulce, abrazándolo efusivamente
- lo sé, yo también te extrañé mucho, princesa-
- ¿recuerdas qué día es hoy?-
- nunca podría olvidarlo-, le contestó él, y sacó de su bolsillo una pequeña caja azul con un moño blanco adornándola encima.
- no puedo creer que ya haya pasado tanto tiempo-, le respondió ella, y le entregó a la vez una pequeña carta doblada en papel rosado.
- yo tampoco. Un año es mucho más tiempo del que pensé que pasaría antes de que nos agarraran-
- yo no, nunca lo dudé. Pero; dijo la chica abriendo ligeramente la caja que le habían entregado para dar un vistazo rápido a su contenido; si ya te cansaste de eso entonces, ¿por qué no?...
- no podemos, la interrumpió el chico agachándose un poco para poder verla a los ojos, tú sabes que hay por lo menos tres razones por las que nos asesinarían si se enteraran-
- pero es que Danny, yo quiero poder…
- yo también, pero tenemos que esperar un tiempo. En serio, puedo resolverlo si confías en mí-

“Crack”, se escuchó entonces el crujir de ramas en la cercanía, y la chica se escondió rápidamente detrás de su novio.
- Danny, ¿qué es eso?-
- Shhh, respondió él tratando de escuchar claramente, creo que alguien nos está espiando-
- ¿qué?-
- que alguien los está mirando, Andrea; interrumpió una voz desde detrás de ellos, y los chicos se dieron vuelta reconociendo al instante de quién se trataba; así que esto era lo que me ocultaban-

Un segundo chico, rubio, alto y de ojos azules que ahora observaban entre serios y enfadados, había salido del mismo lado por el que había llegado Danny antes, y apuntaba inmóvil un arma hacia los dos chicos.
- Ricardo, íbamos a decírtelo-
- sí, simplemente se les olvidó, ¿verdad?-
- lo siento, de verdad lo lamento mucho-, dijo Danny levantando una mano y escondiendo a Andrea detrás de él con la otra.
- ¿lo sientes? yo confié en ti, eras como mi hermano; le dijo el chico sumamente enfadado; ¿y tú qué hiciste?-
- no comprendes, yo la quiero, no estoy jugando con ella, y…
- era la regla de oro; interrumpió antes de dejarlo terminar; Danny, tu sabes cuál es el precio que tienes que pagar-
- ¡no!, gritó Andrea, por favor, estoy enamorada de él, por favor entiende eso, no tiene nada de malo-
- cállate-, respondió el chico del arma, y luego jaló del gatillo sin pensarlo más.

Danny cerró los ojos y esperó el final. Sin embargo, pasaron varios segundos desde oído el disparo, y el chico se sentía todavía consciente, por lo que los abrió de nuevo solo para darse cuenta de que todo a su alrededor había desaparecido. Se hallaba de alguna forma en una oscuridad absoluta, carente de sonido, y que parecía no tener fin ni nada dentro de ella, salvo el cuerpo de su prisionero, que estaba de pie en un piso invisible.
- ¿esto es la muerte?-, dijo haciendo resonar la infinidad de tinieblas
- no, oyó retumbar una voz detrás de él, estos son tus sueños.-

El chico se dio la vuelta, y se quedó extrañado ante la vista. No había nadie cerca, pero un pequeño libro negro flotaba brillando en ese universo oscuro, como si estuviese ahí sujeto por algo invisible, misteriosamente inquietante.
- ¿quién dijo eso?-
- fui yo-, escuchó sonar nuevamente
- ¿yo quién?-
- el libro-
- el libro. ¡Vaya, que sueños tan raros tengo!-, exclamó riendo el chico
- sí, ya lo creo; le contestó la voz sin ofenderse; porque soñar que mueres por proteger a Andrea…
Danny hizo silencio inmediatamente

- no sólo es en tus sueños de noche, ¿verdad?, a veces sueñas despierto que la llamas princesa, y que la haces feliz, y que te deja hacerla feliz. Pero, esa no es la realidad, ¿cierto?-
- ¿qué quieres de mí?, déjame despertarme y ya, este es un sueño estúpido-
- cálmate. Vine a ofrecerte algo, nada más-
- ¿qué?-
- vine a ofrecerte una oportunidad como ninguna. Yo puedo hacerte realidad esos sueños que tienes-
- claro-, dijo sarcásticamente Danny
- es en serio. ¿No quisieras que Andrea de verdad te viera como su príncipe, y no solo tuvieras que soñar con que lo hace?-
- y, ¿tú que sabes de eso?-
- más de lo que crees. Mi especialidad es conceder deseos, a eso me dedico yo-
- y seguro lo haces de buena voluntad-
- me ofendería que pensaras lo contrario-
- sí, claro, esa clase de favor no se hace gratis, ¿qué ganas tú con ayudarme?-
- gano la diversión de ver cómo las cosas te salen como quieres, para variar. Porque ya debes estar cansado de andar con viejas todo el día, supongo-
- claro, soy tan estúpido como para creer eso-
- estúpido no, eres lo suficientemente listo como para dudar, y eso me gusta; pero en este caso lo que más te conviene es aceptar, ¿no? A fin de cuentas, esto es solo un sueño-

Danny lo pensó por un segundo
- piensa en todo este tiempo. La has mirado en silencio, siempre pensando en todas las consecuencias que te traería hacer algo con ella, sabiendo que está dentro de tus posibilidades pero alejándote porque sería, “romper la regla de oro”. ¿Cuánto tiempo más quieres vivir haciendo lo que otros quieren que hagas? Lo que quieres no es nada inmoral, solo porque no lo acepten los demás, ¿o sí?-
- creo que no-
- entonces, dijo el libro abriéndose a la mitad y haciendo aparecer una pluma junto a él, Firma-
- no, no voy a caer; dijo Danny haciendo la pluma a un lado de un manotazo; no voy a firmar nada así que vete-
Y habiendo dicho esto, el chico intentó marcharse. Sin embargo, detrás de él se oyó un chasquido de dedos, y de inmediato cientos de imágenes saltaron a su alrededor, retratando a Andrea y a él mismo en diferentes etapas de sus vidas.
- ¿cómo?...
- los he estado observando, y quise ayudarte porque sé lo mucho que la quieres. ¿Ves?, lo he visto por años-
Danny no respondió
- ¿qué tienes que perder?, todo esto es sin grandes consecuencias; le susurró el libro al oído mientras el chico miraba inmóvil una foto de él cargando a Andrea años atrás para que pudiera subir a la montaña rusa; estarías a un paso de esa felicidad que tanto quieres-
- ¿sin consecuencias?-
- sin grandes consecuencias, palabra de honor… Solo un par de cláusulas sin importancia, pero hablaremos de eso luego-
El chico tomó la pluma de donde la había botado, y luego se paró frente al libro.
- no importa, es un sueño-; se dijo a si mismo, y luego firmó sin pensarlo más.

[Aperitivo de "El Contrato", en la colección "Cuentos Secretos"]

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