La Recomendacion del Chef

Fragmentos salidos del horno una vez a la semana. El autor recomienda: el amor embotellado o la muerte enjaulada.

miércoles, 9 de junio de 2010

Con Las Horas Contadas

- espera; la detuvo su amiga; siéntate. Escúchame, por favor-
Sara vaciló un momento, pero finalmente obedeció, y tomó asiento nuevamente, mirando fijamente a su amiga con sus preciosos ojos color miel, como tantas otras veces cuando le había explicado cosas que nunca entendería.
- no es una enfermedad común. Ningún hospital en el país tiene una cura para ella, y sería arriesgado intentar una operación, porque la fuente del problema está muy cerca de partes importantes de mi cerebro-
- entonces vamos a otro país, tenemos dinero, podemos buscar otro lugar en el que haya una cura, y…
- no la hay; repitió Melissa; en ningún lado. Es incurable-
Sara volvió a enmudecer, y comenzó a ponerse pálida
- pero, de repente puedes vivir con la enfermedad, ¿no?; de repente es como el asma, tú dijiste que no tenía cura pero se podía vivir con eso sin problemas-
- no, en este caso no es tan fácil-
- ¿por qué?-
- porque es degenerativa, una de esas enfermedades que si no se tratan, terminan por matarte-

Otra vez el silencio reinó en la habitación
- pero; continuó diciendo Melissa; Mateo y yo encontramos un tratamiento hace cerca de dos meses-
- ¿sí?-
- sí. Encontramos la manera de atacar solo la fuente de la enfermedad, sin hacerme demasiado daño a la cabeza-
Sara miró de reojo a su amiga
- ¿entonces, por qué sigues preocupada?-
- porque puede que tenga varios efectos secundarios-
- no entiendo-
- no sabemos si funcione como esperamos. Lo probamos en algunos animales, y la mayoría reaccionó bien, pero casi todos comenzaron a perder la memoria a las pocas horas. Olvidaron dónde y a qué hora debían comer, todos sus trucos, quien era su amo, e incluso terminaron por olvidar cuales eran sus crías-
- entonces…
- si no funciona, voy a olvidar todo poco a poco, hasta que no recuerde ni la universidad, ni a mis amigas, ni a Mateo, ni siquiera a ti. Y eso es solo el comienzo. Si el daño continúa extendiéndose, esto también puede terminar por matarme-

Al oír estas palabras, Sara se levantó de la mesa, caminó hacia el sillón, y se dejó caer sobre él, completamente pasmada.
- ¿vas a olvidarme?-, dijo en voz baja, mientras Melissa intentaba acercársele delicadamente
- no es seguro, nunca hemos visto cómo funciona en humanos-
- ¿vas a olvidarte de todo lo que pasamos?-
- es una posibilidad -
Sara volvió a clavar su mirada sobre su amiga, que ahora estaba agachada junto al sofá.
- pero, ¿cómo podrías olvidarme?-
- No lo sé bien. Nadie entiende por completo el cerebro. A veces nos sorprende-
- y, ¿por qué no me lo dijiste antes?-, preguntó la chica, volviendo a desviar su mirada llorosa
- no quería que te pusieras triste por mí-
- igual estoy triste ahora. Si no querías verme así, entonces, ¿Por qué me lo dijiste?-
- porque estoy segura de que me quedan al menos unas seis horas de lucidez, y necesitaba decírtelo si quería pasar ese tiempo con la persona más importante en mi vida-
- ¿Mateo?-
- No, Mateo no. Hay alguien que es mucho más importante que él para mí-
- ¿Quién?-, preguntó la chica volviéndose hacia su amiga, con los ojos llorosos.
Melissa le sujetó el rostro y comenzó a acariciarle la mejilla. La mirada de Sara se había vuelto vidriosa, y lágrimas escurrían por su cara, ennegrecidas por la sombra con la que se había maquillado para su gran cita.
- Mateo es un gran chico, pero a veces creo que no es el indicado para mí-, prosiguió
- ¿ah?-, dijo Sara sin comprender
- mañana podría no recordarlo, así que voy a decírtelo de una vez. Estuve pensando mucho últimamente en lo que haría de tener las horas contadas como ahora, y por algún motivo, cada vez que pensaba en hacer algo con Mateo, sentía que algo faltaba, como si no importando qué cosa escogiera hacer, algo estuviera mal. Finalmente llegué a la conclusión de que el problema era él. No quería pasar mis últimas horas con él aunque fuera mi novio o nos faltaran un par de meses para cumplir un año-
- pero, pensé que tú lo querías-
- lo quiero, lo quiero mucho. Pero creo que no es la persona que más quiero-, le dijo fijando su vista sobre la de ella
- ¿lo dices porque somos amigas desde hace años?-
- lo digo porque creo que a pesar de lo lista que soy, nunca supe ver bien qué era lo que quería-
- y ¿qué es lo que quieres?-
- ¿nunca te ha pasado que hay cosas que piensas de alguien, y que simplemente no le dices?-
- claro, dijo Sara todavía desconcertada-
- bueno, hay cosas que yo pienso de ti que nunca te digo, y que creí que era mejor no decir-, le respondió Melissa entrelazando sus dedos con los de su amiga

Sara la observó nuevamente. A pesar de su cansancio, se veía tan linda como siempre se había visto. Probablemente era la persona más bella del mundo, y ella jamás lo había notado. Fue como si con esas palabras, los ojos se le hubieran abierto por primera vez. Tal vez por eso la propuesta del capitán del equipo de tenis le había sonado tan fuera de lugar. Estaba claro para ella que él nunca sería tan especial como era Melissa, como siempre había sido.
- eres la persona más importante en mi mundo, Sara-, le dijo Melissa besándole la mano, y Sara se mantuvo temblando de ansiedad un par de segundos antes de deslizarse fuera del sofá y abrazar a su amiga, esta vez ya no con melancolía o tristeza, sino con otro tipo muy distinto de sentimiento. Era algo que conocía muy bien, pero que prefería no nombrar en ese momento. (...)

[Aperitivo de "Primavera", en la coleccion "Amor Fugaz"]

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